A lo largo y ancho de Colombia y del mundo, día a día se adelantan proyectos de construcción de vivienda, la mayoría exitosos, pero ninguno en su desarrollo es perfecto, se puede decir que cada proyecto tiene su historia.

Pero con tanta historia, los constructores tenemos la responsabilidad de hacer las cosas muy bien y cada vez mejor, porque a través de nuestra actividad estamos cumpliendo los sueños de muchas familias y para la mayoría de ellas, es la única oportunidad en su vida de adquirir vivienda propia.

Cuando hablamos de implementar buenas o mejores prácticas es superar los estándares de los proyectos anteriores partiendo de modelos básicos a los que se suman las nuevas experiencias para garantizar una mejor calidad, en un tiempo justo con los recursos adecuados. Podríamos plantear que las buenas prácticas tienen como base fundamental los principios con los que se quieren lograr los objetivos sobre los que se elaboran procedimientos apropiados para lograr un resultado positivo.

Un buen referente es el Código de Buenas Prácticas en la Industria de la Construcción, establecidos por la Cámara Chilena de la Construcción, el cual establece ocho (8) conductas básicas: Probidad y transparencia, calidad de los proyectos, relación entre actores, prevención de riesgos, cuidado del medio ambiente, impacto en la comunidad, resolución de controversias y trato con el cliente. Incorporar el desarrollo de estos principios ayuda a la gestión eficiente de los proyectos. Estos mismos elementos los toma en Colombia el decreto 1077 de 2015 con la compilación y la ley 1796 de 2016 conocida como ley de vivienda segura que tiene como objeto “generar medidas enfocadas a la protección del comprador de vivienda, el incremento de la seguridad de las edificaciones y el fortalecimiento de la función pública que ejercen los curadores urbanos”.

Planteando una sencilla ruta, podríamos decir que las buenas prácticas en la construcción de vivienda parten de elaborar un buen análisis de prefactibilidad y factibilidad determinando que el proyecto es viable dentro del mercado objetivo al que le estamos apuntando. El contar con estudios y diseños elaborados por profesionales reconocidos y responsables y la coordinación e integración de los mismos determinan la calidad del proyecto, un presupuesto y cronogramas aproximados a la realidad y comparables con estándares de proyectos tipo. Se debe conformar un equipo de dirección y control de alto nivel. El proceso constructivo se debe adelantar con el estricto cumplimiento de las normas vigentes y preferiblemente con proveedores certificados. La mano de obra debe contar con experiencia. Salud y seguridad en el trabajo, minimizar el impacto ambiental, el respeto a la comunidad y un trato claro y transparente con el cliente son estándares que proyecto a proyecto se deben superar.

La implementación de buenas prácticas en el proceso integral del proyecto va directamente relacionada con la buena imagen de la empresa constructora y la rentabilidad del mismo, puesto que se entregan viviendas de excelente calidad de acuerdo al producto ofertado, con características de valor agregado, los procesos de postventa se reducen sustancialmente, siendo esta la mejor publicidad para vender nuevos proyectos.

Aunque tengamos una excelente planeación e implementemos unas buenas prácticas, durante el desarrollo del proyecto, siempre tendremos que enfrentar dificultades específicas, propias de la normatividad vigente, la zona de construcción, las características de los suelos, la disponibilidad de algunos productos por parte de los proveedores y la entrega oportuna de los mismos, la correcta implementación de los procesos a cargo de los obreros, oficiales y maestros, las especificaciones técnicas, la gestión oportuna de la dirección y hoy le sumamos los efectos de la pandemia mundial, incluidos los protocolos de bioseguridad. Ante esta situación, la mente abierta y una actitud positiva serán la mejor herramienta para superar los problemas, aprender de ellos, efectuar una evaluación expost para que en el próximo proyecto tengamos una mejor práctica.

ANGELA MARIA ECHEVERRI RIVAS

Gerente de COTE & ECHEVERRI S.A.S. empresa orientada a la estructuración y gerencia de proyectos inmobiliarios y de infraestructura

Ingeniera Civil, Universidad Antonio Nariño

Especialista en Derecho Urbano, Universidad del Rosario

Maestría en Administración con énfasis en Gerencia de Proyectos, Universidad de Viña del Mar, Chile